quarta-feira, 7 de janeiro de 2009

No mas estratagemas de las Farc, Chávez y Teodora con el dolor de los secuestrados

O las Farc siguen inmersas en los anquilosados postulados marxistas-leninistas de los comunistas de la década de los sesenta, que desde luego no les dejan ver los cambios estructurales del mundo contemporáneo, interconectado y ágil en los mercados; o tienen el descaro y la desfachatez de creer que pueden engañar de nuevo al pueblo colombiano y al mundo entero, con las patrañas del acuerdo humanitario, multiplicado por sus corifeos criollos y extranjeros.

El reciente anuncio de la liberación unilateral de seis secuestrados, complementado por las persistentes maniobras politiqueras de los complotados y el comunicado fariano en Anncol, son los componentes de la repetición de la repetidora.

En esencia, este es el mismo libreto que acordaron Iván Márquez y Hugo Chávez en la sede de Pdvsa, cuando el siniestro mandatario venezolano ofreció no solo entregar a las Farc en el año 2008, la suma de 250 de los 300 millones de dólares prometidos como solidaridad para la ofensiva final de los terroristas; sino que acordó con las Farc, el calculado mecanismo del acuerdo humanitario, acompañado por sus peones Rafael Correa, Evo Morales y Daniel Ortega, tendiente a dar estatus de beligerancia a las Farc, tras la reunión Chávez-Marulanda en el Yarí y el audaz despeje de Pradera y Florida.

En aquella ocasión, Teodora Bolívar, viajó por varios países, se reunió con Raúl Reyes en la selva ecuatoriana, visitó a los terroristas de las Farc presos en Estados Unidos, vociferó cientos de insultos contra su propia patria y abogó de mil formas para que mi comandante Chávez llegará fuerte al referendo del 2 de diciembre de 2007, ojalá con las pruebas de supervivencia de los secuestrados.

Un año después, las Farc pretenden repetir la misma baladronada. Un grupúsculo pro-Farc de izquierdistas latinoamericanos miembros de la Coordinadora Continental Bolivariana financiada por Chávez, autodenominados intelectuales, repiten el deseo del acuerdo humanitario, al mismo tiempo que los Colombianos por la Paz, que firmaron a ojo cerrado el documento elaborado por Teodora, creen que van a engañar al país con su calculado respaldo al abrebocas de una eventual resurrección del estatus de beligerancia de las Farc, incluido el desepeje de dos municipios y el gobierno de transición del que tanto hablaba Raúl Reyes.

Lo que en realidad debieran hacer Teodora Bolívar, el camarada Lozano (reconocido estafeta de las Farc) y los autodenominados intelectuales, sería sindicar en todos los escenarios posibles, a los terroristas de las Farc, ponerlos contra la pared, negarles cualquier asomo de legitimación y dejar de ser idiotas útiles de las estratagemas de Chávez, Correa, Ortega, Fidel y demás padrinos de los terroristas.

Tiene toda la razón el Presidente Uribe, al negar cualquier intento de participación de los compinches de Teodora, en el torvo deseo de insertar un caballo de Troya, a la necesaria e impostergable liberación de todos los secuestrados. No a cuentagotas, ni con la programada presión sicológica contra las víctimas directas, sus familiares, y el país, que ya se manifestó con claridad el 4 de febrero pasado: No mas Farc, No mas secuestros, No mas asesinatos.

La paz en Colombia no necesita personas que encuentren problemas a las soluciones. Tampoco necesita las malintencioandas argucias de Teodora Bolívar, ni el protagonismo mediático de Ingrid Betancur, ni las declaraciones destempladas del expresidente Samper, quien además de inepto en el cargo, entre 1994 y 1998 ahora se volvió chavista. Tampoco necesita, las fanfarronadas de Sarkozy.

Colombia necesita respaldo y continuidad de la estrategia de seguridad democrática, inyección económica para el desarrollo sostenido del agro y la lucha contra la pobreza estructural de mas de 20 millones de compatriotas. En síntesis, necesita acciones productivas, no resurrecciones manipuladas del descompuesto cadáver político de las Farc, que durante cinco décadas de existencia solo ha traído violencia, miseria y atraso en las zonas donde actúan sus cuadrillas.

La razón es sencilla. Cuba paradigma de los comunistas latinoamericanos, hoy es un país empobrecido, sometido a las arbitrariedades de una Nomenclatura rígida de dinosaurios que se quedaron embelesados en la guerra fría, mientras que convirtieron la isla en un paraíso de prostitutas jineteras, además de ser la sede social de los terroristas de todo el mundo, y el punto de paso de cientos de toneladas de cocaína hacia Estados Unidos y Europa. Y a eso, los comunistas le llaman dignidad y soberanía del socialismo cubano.

Lo peor es que esa ignominia, encontró multiplicadores estultos en el hemisferio. Sin ruborizarse, Chávez, Correa y Ortega, a cada rato anuncian a los cuatro vientos que sus pueblos son soberanos, no por ser estados constituidos con legitimidad, sino porque los gobiernan tres mandaderos de Fidel Castro. En ese orden de ideas, la soberanía y la dignidad nacional no son patrimonios históricos de sus pueblos, sino producto del paquidérmico mesianismo comunista dictado desde La Habana.

A todas luces la propuesta de las Farc, solo atina a despejar dos municipios, traer la caravana humanitaria de los izquierdistas latinoamericanos, resucitar el putrefacto cadáver político fariano y revivir la candidatura de Teodora Bolívar que "mi comandante" Chávez quiere imponer, como gobierno de transición, para que a largo plazo los 12 apóstoles y los camaradas del Partido Comunista Colombiano (desarmados y armados), implanten la arcaica dictadura totalitaria, afín al proyecto castro-chavista para la región.

Ni Colombia, ni el presidente Uribe, ni ningún colombiano sensato, pueden aceptar que a nombre de la maquiavélica liberación de unos pocos secuestrados, las Farc vuelvan a jugar con la buena fe de los compatriotas, ni a permitir que Chávez y sus compinches, revivan el complot contra Colombia. Por encima están la dignidad, la soberanía nacional y la vigencia de las instituciones. El camino es desatar la búsqueda de la condena mundial a las Farc para obligarlas a cumplir la voluntad del pueblo colombiano: Liberar a todos los secuestrados.

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Analista de asuntos estratégicos

www.luisvillamarin.co.nr

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